"Pero entonces, confundido por el viento lacerante, perdió el sentido de orientación y marchó a los tumbos por el campo describiendo un círculo, hasta que cayó de la barranca al camino, en el mismo lugar donde lo había dejado. Luchó unos metros más, sin tener siquiera fuerza para pedir socorro. Luego cayó y quedó allí. La nieve ya no parecía fría. Un lecho de plumas. Para dormir."
Un niño muerto, una niña secuestrada, y las angustias de una madre en un sombrío paisaje cubierto de nieve son los eleméntos vitales de esta obra.
Nicolas Blake incursiona en el mundo del espionaje. Ambientada a comienzos de la década del 60, la novela contiene los estereotipos y lugares comunes propias del género. Pero, dejando de lado esto, y el previsible final, nos encontramos con una notable descripción de situaciones y ambientes, y una creciente fuerza dramática, que hacen de esta novela, un relato atrapante.
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