"Nada ocurre por casualidad. Ni la impávida luz que se filtra tímidamente por las rendijas de tu ventana ni la nube que por un mísero instante pende del cielo sombreando tu lecho, nada, ni siquiera eso, se debe al azar. Lo aprendí instruyendo mi último sumario, el que la prensa llamó «los crímenes del número primo». Lo sé desde que las suelas de mis zapatos bajos pisaron aquella pequeña ermita tiznada de rojo oscuro, mucho más oscuro que rojo; lo sé porque aún huelo a romero".
"Lo que pretendo en estas líneas es inmortalizar la historia. No quiero que se repita, no quiero que se olvide."
En este libro, la autora nos vuelve a presentar a quienes ya conocimos en Las lágrimas de Hemingway, Lola Mac Hor - ahora jueza de primera instancia en Pamplona - y Juan Iturri, - ahora miembro de Interpol -, como principales protagonistas.
Es una obra de fácil lectura, con una atmósfera atrapante, especialmente en la primera parte, donde un narrador omnisciente desarrolla la historia.
Ésta, que gira en torno a una serie de crímenes y robos sacrílegos que afectan a la Iglesia, está, en general, bien desarrollada, con muy buenas descripciones de ambiente y abundante información sobre usos, creencias y costumbres de la iglesia católica, información necesaria, por otro lado, para entender el sentido de la novela.
A partir de la segunda parte, comienza la narración de la protagonista, por lo que, el desarrollo de la acción lo seguimos desde su punto de vista, ya enunciado en un prólogo, también hecho por la misma.
Además de lo meramente criminal, hay alusiones a la vida personal, familiar, y a cuestiones de creencias que permiten conocer mejor a los distintos personajes, - en general muy bien caracterizados, aunque se cae en algún estereotipo - , y su interrelación.
No faltan, además algunas subtramas que corren paralelas o que se desarrollan en algún momento y que matizan y complementan al relato principal.
En conjunto, nos encontramos entonces, con una novela que se puede leer, no obstante, hay planteadas algunas situaciones poco verosímiles, y algún desfasaje temporal respecto de la primer novela que, en el balance final, le juegan un poco en contra.
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