Un hombre está sentado sobre un cajoncito de madera en el frente de su casa. Apoya la espalda contra la pared. Viste una camiseta de frisa, el pantalón del pijama y un par de pantuflas de cuero de carpincho. A su lado, echado, el perro. Quién sabe cuánto hace que están ahí afuera desafiando al clima y a la trasnoche que se retira vencida. Dentro de la casa, parada contra la pared al ladito de la puerta, lista para salir, la escopeta Browning del hombre, pero desde la ruta no se ve."
Antes de comenzar, vaya mi agradecimiento a Babelio en Español, Masa Crítica , y Libros del Zorzal, por posibilitar la lectura de este libro y la realización del comentario que aquí comparto.
Todos conocemos las historias de zombies, especialmente tomando como prototipo la ya clásica película de Romero.
En esta muy entretenida novela, de tono costumbrista, plagada de humor, con pintorescos personajes y magníficamente ilustrada por Andrés Alvez , al mejor estilo de las historietas que acompañaron el crecimiento de varias generaciones de rioplatenses, el autor recrea una invasión de muertos vivientes en una tranquila zona rural de Uruguay.
Y quien debe hacerles frente es el protagonista: Gardel, - nombre paradigmático si los hay - , un hombretón ya entrado en años, tan robusto como parco de palabras, quien alterna el manejo de su gomería, - con dudosas prácticas para conseguir clientes - , y la venta de tortas incomibles, con su secreta afición de escribir tiernos cuentos infantiles.
Lo ayudan en la faena dos mujeres: Adela, la maestra del pueblo, y su madre Betty; su joven ayudante Braulio, y su perro Pichi.
De desarrollo previsible, dada la temática, y muy fácil lectura, nos encontramos, entonces, con una obra que seguramente disfrutarán los lectores de todas las edades, especialmente los amantes del terror y de los zombies.
Hola, Luis. Parece una historia muy divertida, y los zombis me encantan. Me la apunto.
ResponderBorrarUn saludo.
Ricardo Zamorano