Tal es el caso de estos dos libros que encontré un par de veranos atrás, en una de las librerías de la calle Corrientes.
Ambientadas a fines de los 80, tienen como protagonista a la hermana Joan, una joven miembro de la ficticia Orden de las Hijas de la Compasión. Inteligente, sagaz e intuitiva, muchas veces impulsiva; en la primera de las novelas es enviada por su superiora a un convento en Cornualles, donde ocurren cosas extrañas. El segundo de los relatos la encuentra ya instalada en dicho convento y ejerciendo como maestra en la pequeña escuela rural de la comunidad.
Como en tantos ejemplos de este subgénero con misterios en el ámbito sacerdotal, hay muchas situaciones y diálogos vinculados a la religión y a la rutina monacal.
La ambientación en el convento y su lúgubre entorno, - un páramo cercano al mar en el sur de Inglaterra - , le brinda una atmósfera especial e inquietante a las novelas.
Narrada con toques de humor, Voto de silencio contiene, durante gran parte de su desarrollo, todos los elementos típicos de una novela de misterio: sucesos extraños, relacionados con la muerte de una monja y la desaparición de otra; escenarios lúgubres y sombríos que generan esa atmósfera inquietante que tanto nos gusta como marco ideal para que ocurra un crimen. Lo sorprendente es que, una vez aclarado el misterio, llegamos a un final un tanto inocuo que no se condice con la atmósfera a la que hacíamos referencia. Para encontrarlo, debemos pasar al segundo de los libros: Voto de castidad, donde el clima opresivo e inquietante se mantiene a lo largo del libro, hasta llegar a un desenlace acorde.
Aquí la historia comienza poco tiempo después de terminados los hechos narrados en Voto de Silencio.
Nuevamente una serie de sucesos alteran la cotidianeidad del convento ,y, lo que inquieta a la hermana Joan, - y a los lectores -, es que los niños de la escuela están extrañamente tranquilos.
Con un marco de tensión creciente, se produce un asesinato, seguido de otro, hasta que la hermana Joan, no sin dramatismo, logra resolver el caso.
En conjunto, entonces, encontramos interesantes personajes, una muy buena ambientación, a tono con el clima de misterio ,y chispazos de buen humor, - siempre necesarios para aligerar un poco el dramatismo y la tensión -, que se dan especialmente cuando la protagonista trata de conciliar sus actividades detectivescas con la estricta vida monacal.
Lamentablemente, hasta donde pude averiguar, hoy por hoy, no hay otros libros en español que nos permitan continuar con la lectura de esta saga, que entretiene , y que sin desentonar ni agregar nada nuevo, nos presenta a una simpática émula del Padre Brown.