El barrio de La Favorita ya no
volverá a ser el mismo: está marcado a fuego. El olor a quemado que lo impregna
es un efluvio macabro y persistente. La enseña del barrio será, por mucho
tiempo, la ceniza que ahora se adueña del paisaje, prueba del incendio que los
bomberos acaban de controlar. Aneth Castillo sujeta con fuerza el pañuelo que le
cubre el cabello y casi todo el rostro. Su piel blanca llamaría enseguida la
atención, aún más de noche. Camina, a propósito, ligeramente encorvada. El paso
firme y elástico al que está acostumbrada como inspectora de Policía sería
demasiado llamativo.
En Fuego cruzado nos
encontramos con otra atrapante novela de Raúl Garbantes.
De alguna forma, esta
novela es una continuación de la anterior, - La muerte de una diva- , y , además
de contarnos el desarrollo de la investigación, el autor profundiza en la
relación entre los protagonistas.
Mientras el “jefe”
Goya se encuentra momentáneamente retirado, la detective Castillo debe, enfrentarse simultáneamente al secuestro de
la hija de un poderoso empresario y a un devastador incendio intencional en una
de las barriadas más pobres – y peligrosas – de Sancaré.
Aneth se detiene un instante y se endereza en
toda su estatura, alerta. Ha sentido un picor en la nuca, la sensación
inconfundible de que alguien la espía. Gira la cabeza despacio, pero no ve a
nadie más que a los favoritos que se ha estado cruzando por el camino,
enfrascados en la tarea de reconstruir sus casuchas. Sin embargo, la noche ha construido
muchas sombras donde esconderse, que ella escudriña sin éxito.
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