En esta novela nos encontramos con una historia de
detectives al estilo tradicional inglés. Una casa solitaria, un asesinato, un grupo
reducido de sospechosos y un detective aficionado, - Nigel Strangeways en su segundo caso –, que
colabora con la policía y finalmente resuelve el crimen, y da la explicación en
las últimas páginas.
La novela está bien escrita, con buena caracterización de ambiente y
personajes. La historia planteada es interesante, y el relato es coherente con
el final… pero adolece de un problema que también afectó a muchos otras novelas
de la época de oro: era la época en que los escritores planteaban sus novelas como
juegos de ingenio, por la que se daba mucho énfasis a las coartadas y a las
formas en que se cometían los crímenes, haciendo de éstos, algo complicado y
poco probable de llevar a cabo en la realidad, aunque, valga la aclaración, en
este caso, esto tiene que ver con el desarrollo de la trama.
"—Sobre el papel he conseguido demostrar que es usted la persona más a
propósito para haber cometido ambos asesinatos. Y sin embargo estoy completamente
convencido
de que no los cometió usted —dijo, y se interrumpió sorprendido al ver
que se había quedado sin aliento. Esta acusación académica bajo la sombra y los
goterones de los robles
chorreantes
era un principio extraordinario para unas relaciones imposibles de prever por
parte de ninguno de los dos".
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