En cuanto pisó la arena de la playa, se vio envuelta en una niebla
gris. Flotaba
a su alrededor como una alfombra de algodón de azúcar. El perro
desapareció
pronto en el silencio, en la suavidad. No se veía ningún horizonte. Lo
poco que
se podía entrever del agua era de un color gris plomizo y casi del todo
en calma.
La playa estaba sorprendentemente silenciosa. Sólo una gaviota
solitaria
graznaba sobre el mar, a lo lejos. Aunque la visibilidad era mala,
decidió
caminar por la playa hasta llegar al otro extremo y dar la vuelta. «Si
sigo la línea
del agua no habrá ningún problema», pensó.
Nadie lo ha visto, una muy buena novela de Mari Jungstedt, de
lectura rápida y atrapante, responde al modelo tradicional de la novela policial.
El asesinato de una joven mujer conmociona la tranquila vida
en Visby. La policía, encabezada por el comisario Anders Knutas comienza sus
investigaciones; los primeros indicios apuntan al novio de la víctima como el
principal sospechoso -una violenta pelea motivada por celos la noche anterior-,
pero el intuitivo Knutas no está conforme con esta hipótesis. Tampoco lo está
Emma, amiga de la víctima, para quien, el asesinato, además de la lógica conmoción,
la lleva a cuestionarse muchos aspectos de su vida. Aparece también en escena un joven periodista,
Johan Berg, enviado a cubrir las alternativas del caso.
Un par de semanas después, cuando el crimen parecía resuelto
y el supuesto asesino arrestado, una nueva mujer es asesinada en condiciones
similares. A los pocos días una tercera víctima.
Mientras el pánico se adueña de las autoridades locales ante
la posibilidad de que un asesino serial continúe matando mujeres en plena temporada
turística, la policía redobla esfuerzos para dar con el culpable. También Emma
y Berg, - que inician una relación – juegan un papel importante en la
investigación.
Narrada en tercera persona, la novela se inicia relatando
las últimas horas de vida de las víctimas, luego, el descubrimiento del cadaver,
y la consiguiente investigación, alternando distintos capítulos que tienen como
protagonistas a Knutas y su equipo, Emma, y Berg. También se intercalan
fragmentos que se refieren al asesino. Así los lectores vamos conociendo a los
personajes a medida que ocurren los hechos, y junto a ellos, vamos adquiriendo
elementos que nos irán permitiendo entender el porqué de los crímenes, hasta
llegar a la resolución final.
Knutas es uno de esos policías al estilo Maigret, mantiene
una feliz vida de hogar junto a su esposa e hijos, trabaja con su equipo de
confianza, es sagaz e intuitivo y muestra empatía con los involucrados en las
causas. Y este es otro de los motivos por los que me gusta Nadie lo ha visto.
Acostumbrado en los últimos tiempos a dar con novelas donde, al tema del crimen
en sí, se le suma el de detectives conflictuados, con problemas personales o
familiares, adicciones varias y fantasmas del pasado que lo atormentan, - sin
desmerecer, obviamente, a este tipo de novelas-, es una especie de remanso ver
que la carga dramática sólo se relaciona con los crímenes.
Recomendamos, pues, la lectura de esta entretenida novela,
mientras nos disponemos a leer el segundo libro de la serie.
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