Rosemary
“¿Qué puedo hacer para ahuyentar el recuerdo de mis ojos?”
Seis personas estaban pensando en
Rosemary Barton, muerta cerca de un año antes…
Así comienza esta novela que Agatha Christie publicó en 1945.
Una joven y hermosa mujer muere en la cena en que festejaba su cumpleaños junto a algunos de sus allegados más íntimos. Todo apunta al suicidio y así lo
determinan las autoridades. Pero poco a poco comienzan las sospechas. ¿no habrá
sido un asesinato? Cuando un año después, en circunstancias similares se produce
otra muerte, la sospecha se confirma. Alguien había matado A Rosemary ¿Quién?
Este relato, como casi todos los de Agatha Christie, es entretenido
y de fácil lectura. Su primera parte nos
adentra en la mente de los allegados a Rosemary, que recuerdan sus vínculos con
la mujer muerta y los sucesos de aquel fatídico día. Esto nos permite aproximarnos
más a cada uno de los personajes y conocerlos mejor, así como entender los
conflictos existentes y los posibles motivos de la muerte.
En una segunda parte, la autora nos narra los sucesos que
llevan a la confirmación de las sospechas de asesinato y a la segunda muerte.
Una tercera parte se relaciona con la investigación y la resolución del caso.
Cabe agregar que esta novela es una reelaboración de un
cuento que la autora publicara algunos años antes: Iris Amarillos. Por otra parte, no actúan ninguno de los
célebres detectives creados por Christie, aunque si participa el Coronel Race,
que también actúa en El hombre del traje color castaño, Muerte en el Nilo y Cartas
sobre la mesa.
“Iris Marle estaba pensando en su hermana Rosemary.
Durante cerca de un año había intentado deliberadamente desterrar de
sus pensamientos el recuerdo de Rosemary. No había querido acordarse. Era
demasiado doloroso. ¡Demasiado horrible!
El semblante azul cianuro, los dedos convulsivos, crispados…
El contraste entre aquello y la bella y alegre Rosemary del día
anterior….
Bueno; alegre tal vez no. Había tenido un trancazo…estaba deprimida,
postrada. Todo eso había salido a relucir durante la encuesta. La propia Iris
había insistido sobre el punto. Eso explicaba, ¿verdad?, que Rosemary se
hubiese suicidado.
Una vez terminada la encuesta, Iris había intentado desterrar el asunto
de su mente con toda deliberación. ¿De qué servía acordarse? ¡A olvidarlo todo!
A olvidar el horrible suceso.
Pero ahora se daba cuenta de que tenía que acordarse. Tenía que pensar
retrospectivamente…Recordar con mucho cuidado hasta el incidente que más
liviano y exento de importancia pareciera….”
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