domingo, 13 de mayo de 2018

La lectura de hoy: La herida íntima, de Nicholas Blake


“Ya es tiempo de que cuente esta historia. No sé si alguna vez podré publicarla, no por miedo de herir a los interesados – los que más podrían sufrir ya han muerto -, sino porque es una especie de confesión, y no me gusta este tipo de literatura.
Cuando recuerdo aquel maravilloso verano de 1939 en el oeste de Irlanda, hace casi treinta años, siempre es la misma imagen las que, casi contra mi voluntad, ocupa el primer plano en mi mente: me veo tendido en una cama, empapado en nuestro sudor; ella de pie junto a la ventana abierta para refrescarse a la luz de la luna. Otra vez veo su cuerpo escultural, de curvas convencionales, casi anticuadas, hombros algo caídos, piernas más bien cortas, el inquietante contorno de la columna vertebral semioculto por el pelo cobrizo, que ahora parece negro. Debajo de la ventana, la fucsia debe parecer una serie de gotas de sangre oscura. Más allá, el río sueña y habla en voz alta. Ella está desnuda.
Como no he podido desechar su recuerdo, como en cierto modo me pidió tan poco mientras vivió, como merece un modesto altar a su memoria (y sin mí, ¿quién la recordaría?), sí: por simple gratitud debo relatar lo ocurrido, que para mí comenzó como un idilio, siguió como una farsa y terminó en tragedia.
No parece un argumento de Eyre, dirán mis fieles lectores. Demasiado romántico para este tipo de novelista: y quizás tengan razón.
Pero es mi historia, y ojalá nunca hubiese sucedido: lo digo de todo corazón”

Con estas palabras comienza LA HERIDA ÍNTIMA, una muy buena novela de Nicholas Blake.
Ambientada en un pueblito de Irlanda, donde todos se conocen, y donde afloran los recuerdos – y las heridas – de la guerra pasada, mezclados con las especulaciones sobre una guerra inminente, está narrada en primera persona, y desde el principio, con un dramatismo creciente, el autor nos introduce en un triángulo amoroso que se transforma en escándalo, y luego deriva en un sangriento crimen.

“Es un misterio clásico, y la identidad del asesino se mantiene cuidadosamente oculta; pero es algo más: un estudio de tres personajes muy particulares, precisamente observados, que se transforma en un drama de alta tensión, con las colinas y las aguas del litoral occidental de Irlanda, conmovedoramente evocadas, como telón de fondo.”

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