"Bernard van Leer, el director del Congreso Mundial de Cocina, se sienta frente a los micrófonos que esperaban al Chef.
Pero sólo está él. Solo.
Los cámaras, por si acaso, comienzan a grabar.
El director respira hondo, abre la boca y baja los ojos.
Ni una sola palabra.
El sonido se ahoga en su garganta.
Sube el cuello y estira hasta el flequillo.
Más de seiscientos ojos le observan. Periodistas de todo el mundo que han venido a la inauguración especialmente para ver al Chef.
Van Leer aprieta los puños bajo la mesa y acerca la cara al micrófono:
—Señores, el Chef ha muerto.
Una lágrima de sal resbala por su mejilla."
El Chef ha muerto es una muy entretenida novela , narrada en tono ligero, planteada con mucho humor e ironía, y ambientada en el mundo de la cocina gourmet.
Un famoso chef muere en forma insólita, y la compañía de seguros contrata a una agencia de detectives para investigar lo sucedido.
Así, le asignan el caso a Ven Cabreira, un veterano y sagaz investigador al estilo de los detectives clásicos, viudo, solitario, bebedor de whisky, y coleccionador de muñecas Barbie en recuerdo de su esposa muerta.
Aunque le atribuyen conocimientos culinarios, Ven no sabe nada de la alta cocina, y, para colmo, - vaya paradoja- , ha perdido el sentido del gusto.
En la investigación, - que lo lleva a recorrer restaurantes caros y de lujo, y entrevistarse con lo más selecto del mundo gastronómico, donde se encuentran los allegados, competidores y posibles sucesores del difunto - , cuenta con la ayuda de una joven periodista free lance.
Así, en un tono burlón hacia el esnobismo que rodea al mundo de los cocineros famosos y mediáticos, con platos con nombres "raros" y comidas caras y exóticas, y a las discusiones en torno a las nuevas tendencias en gastronomía frente a la comida tradicional, y con la aparición de simpáticos personajes, van narrándose distintos incidentes, - donde no faltan casos de envenenamiento - , hasta llegar a la resolución final.
Nos encontramos entonces, con una novela que nos entretiene, - y mucho - , que quizás carezca de suspenso, pero que suple a éste con mucho humor y con continuas alusiones a comidas y bebidas - de hecho el título de cada capítulo hace referencia a ésto -, y a las placenteras sensaciones que éstas producen en los personajes, y, por qué no, en todos nosotros.
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