"Nunca se había sentido tan implicado como en aquel momento. Totalmente implicado y, al mismo tiempo, como si estuviera al margen de lo que ocurría, observándose a sí mismo desde fuera. Como si en realidad no se tratara de él y mucho menos de ella, la mujer que yacía cadáver en la cama, pese a que, hacía tan solo unas horas, debía de estar tan viva como él."
"Y por razones que no alcanzaba a explicarse, sintió de nuevo el abatimiento de siempre.
El que solía experimentar cada vez que intuía que estaba a punto de averiguar cosas que tendrían consecuencias para personas de carne y hueso."
La aparición del cadáver de una joven y hermosa cadete de policía, en su casa, es el punto de partida para el relato de una investigación policial, o mejor dicho, de como no debe llevarse a cabo una investigación policial.
Es que el autor se encarga de enfatizar algunas cuestiones que coadyuvaron a que el caso tardara en resolverse.
Diferencias de criterios y suspicacias entre la policía local y los enviados desde la Central, rivalidades y ambiciones personales, cuestiones burocráticas, decisiones influenciadas por el "Que dirán" o por hacer o no lo políticamente correcto, desidia, corrupción, y mal desempeño por parte de distintos funcionarios policíacos, son distintos factores que vemos intervenir una y otra vez.
Narrada en tercera persona, aunque por momentos nos resultó algo lenta, la novela está bien construida, y los personajes son interesantes, el principal protagonista es el comisario inspector Evert Bäcström, un detective sagaz pero de personalidad bastante repulsiva, que desdeña a sus subordinados, mientras son estos los que llevan el verdadero peso de la investigación.
No faltan algunas consideraciones, puesta en boca de algunos de los protagonistas sobre lo que debe ser el verdadero trabajo policial, el delgado límite entre el ejercicio los derechos individuales ante una cuestión de seguridad - por ejemplo, que la población aporte voluntaria o compulsivamente muestras de ADN para identificar al criminal -, el papel de la prensa amarilla y los medios de comunicación, o lo "vendedores" que son algunos casos ante la opinión pública.
No faltan algunas consideraciones, puesta en boca de algunos de los protagonistas sobre lo que debe ser el verdadero trabajo policial, el delgado límite entre el ejercicio los derechos individuales ante una cuestión de seguridad - por ejemplo, que la población aporte voluntaria o compulsivamente muestras de ADN para identificar al criminal -, el papel de la prensa amarilla y los medios de comunicación, o lo "vendedores" que son algunos casos ante la opinión pública.
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