domingo, 30 de junio de 2019

La lectura de hoy: Puerto escondido, de María Oruña


"Le resultó casi placentero hacerlo sola, sin su asistenta, como una niña traviesa, y pensó que su primera infancia, en la que todavía estaban su madre y su hermano pequeño, había sido la única patria que jamás le había traicionado, a la que siempre había podido regresar sin velos de tristeza. Aquel era su propio refugio, su puerto escondido."

"Gracias a los que creen en la literatura, la difunden, la sueñan, le imprimen pasión y tiempo, ese oro líquido que se desliza sin remedio. Espero que todo el que haya terminado este libro haya podido visitar, incluso sin querer, su propio y secreto puerto escondido."

Hay novelas que nos gustan por la trama, hay otras que nos gustan por cómo están estructuradas... 
Hay otras que nos gustan por su redacción, por cómo nos cuentan las cosas... 
Hay otras por que nos plantean enigmas y desafíos, otras por los lugares que muestran o por los personajes  a los que dan vida...
Otras por que nos traen gratos recuerdos, otras porque nos entretienen, o nos dejan algo, o nos sacuden, o nos contagian las ganas de seguir leyendo...
Y Puerto escondido, esta magnífica novela que nos ofrece María Oruña tiene un poco de todo eso.
Sin embargo se nos hace difícil escribir una reseña, porque es una novela compleja que puede ser abordada desde distintas perspectivas.
En primer lugar, hay que destacar la notable descripción de ambientes, tanto externos como interiores,  - estos últimos, por ejemplo, con un detalle casi fotográfico - ,y la caracterización de personajes con una profundidad que se va completando  a medida que avanzamos en la lectura.
La narración está hecha en un lenguaje claro y llevadero, con oraciones sólidamente construidas y a tono con el sentido que se le quiere dar a la historia.
En cuanto a cómo está estructurada, hay dos relatos que se van alternando y que, responden a historias diferentes:
Por un lado, narrada en tiempo presente y por un narrador omnisciente, hay una trama típicamente policial que se inicia cuando, emparedado en el sótano de una vieja casona que está siendo refaccionada, se encuentra - envuelto en viejos paños - el esqueleto de un bebé. La aparición, junto al pequeño cadáver, de la estatuilla de un dios azteca, y la pronta seguidilla de asesinatos - de alguna forma - vinculados al hallazgo, constituyen un verdadero desafío para la brigada de la guardia civil dirigida por la Teniente Redondo, y para el dueño de la vieja mansión, Oliver Gordon, quien es uno de los protagonistas de esta parte de la novela. 
La investigación se desarrolla en los términos habituales propios del género, con una muy buena descripción de la labor policíaca y la interacción entre los personajes. Y la resolución del caso llega  ,para los investigadores, por acumulación de evidencias, naturalmente, hacia el final. Hay un buen manejo del suspenso, de los diálogos,  y de los tiempos narrativos. 
Pero, como dijimos, esta es sólo una parte de la obra. La otra, es una narración que, escrita en primera persona en forma de memorias o de diario, nos cuenta la historia de la principal protagonista de la novela: Jana Ongayo, con un relato que se inicia cuando estalla la Guerra Civil Española y Jana era una niña de 8 años, de una pobre familia campesina de Cantabria.
Se trata de una trama melodramática que nos habla, con un realismo notable, y  con un lenguaje cargado de sentimientos, de la vida de Jana y su familia, de la tragedia de la guerra y de las varias miserias de la postguerra, brindándonos, - en una muy buena reconstrucción histórica -,  una clara caracterización de la época y  de sus estereotipos sociales, al mejor estilo de Perez Galdós. En este marco, se va desarrollando una historia que, naturalmente, se vincula a los crímenes del presente. 
La particularidad de este relato es que, además de la magnífica caracterización psicológica de los personajes, hasta casi el final, no sabemos quién lo escribe y a quién está dirigido, ya que la narración de los sucesos está hecha de forma tal que Jana y los demás protagonistas, figuran en tercera persona. Este recurso literario, acrecienta el suspenso y le agrega a la novela un plus de misterio, - y de calidad - al mejor estilo de Agatha Christie. Finalmente, una carta, escrita en primera persona, ayuda al esclarecimiento completo de tragedias y de crímenes separados por 70 años. 
¿Qué mas decir de este Puerto Escondido? El título alude alude a aquel lugar - no solo físico - que sirve de refugio a los protagonistas, y como bien afirma la autora al finalizar su novela, seguramente, quienes la lean, encontrarán, al hacerlo, como yo lo he hecho, su propio "puerto escondido".



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