"Es increíble lo que una escena aparentemente insignificante de nuestra existencia puede condicionar el resto de nuestra vida. Un acto inocente puede convertirse en el cráter de un volcán, en la lava que arroja gases, brasas y cenizas, que deslizándose con lentitud por nuestro día a día empieza envolviéndonos y acaba asfixiándonos."
En esta muy buena novela, tan intensa como oscura, ambientada en las idílicas playas de Portugal, y plena de citas literarias, la autora nos cuenta la historia de dos personas, Elder y Julie que, en un momento clave de sus vidas, se conocen, se atraen, y viven una apasionada y tórrida relación, que cambiará definitivamente el futuro de los dos.
Pero aquí no nos encontramos con la típica historia romántica, sino con una trama de dramatismo, tensión, y violencia creciente, pues sabemos, desde el principio, que algo no anda bien.
Poco a poco, con el correr de las páginas vamos conociendo a los protagonistas, sus historias de vida, su pasado familiar. Así, con una prosa sencilla pero a la vez profunda, la autora, de forma magistral, nos mete en la cabeza de los personajes, y nos permite conocer sus ideas, su filosofía de vida, sus pensamientos y opiniones, sus valores, sus sentimientos, sus impulsos, sus traumas, lo que permite explicar su relación, y su accionar.
Nos sumergimos así en una narración donde encontramos el relato de viejas historias familiares, - algunas de ellas con un guiño a lo sobrenatural - , plagadas de violencia, sordidez, sadismo, y muerte, que , de alguna forma, explican el presente complejo que viven los protagonistas, y de sucesos que se van precipitando a ritmo vertiginoso, donde reaparecerán algunos de dichos elementos.
No faltan alusiones al arte religioso, a los problemas que afrontan los educadores, alguna referencia musical o al cine, a la fabricación de vitrales, y a las distintas formas de entender la justicia.
También abundan, como anunciamos, las referencias literarias; ya desde el título se alude al gran escritor portugués, quien junto con el argentino Ernesto Sábato, y a través de citas y continuas referencias, - y a modo de homenaje -, le dan un marco especial a esta excelente novela, que, desde ya, recomendamos, y de la cual, lo mejor, es el final.
Por último, si en un futuro cercano, nos encuentran con un libro de Saramago o de Sábato en las manos, podrán decir, como yo, que la culpa fue, de "La culpa fue de Saramago".
Pero aquí no nos encontramos con la típica historia romántica, sino con una trama de dramatismo, tensión, y violencia creciente, pues sabemos, desde el principio, que algo no anda bien.
Poco a poco, con el correr de las páginas vamos conociendo a los protagonistas, sus historias de vida, su pasado familiar. Así, con una prosa sencilla pero a la vez profunda, la autora, de forma magistral, nos mete en la cabeza de los personajes, y nos permite conocer sus ideas, su filosofía de vida, sus pensamientos y opiniones, sus valores, sus sentimientos, sus impulsos, sus traumas, lo que permite explicar su relación, y su accionar.
Nos sumergimos así en una narración donde encontramos el relato de viejas historias familiares, - algunas de ellas con un guiño a lo sobrenatural - , plagadas de violencia, sordidez, sadismo, y muerte, que , de alguna forma, explican el presente complejo que viven los protagonistas, y de sucesos que se van precipitando a ritmo vertiginoso, donde reaparecerán algunos de dichos elementos.
No faltan alusiones al arte religioso, a los problemas que afrontan los educadores, alguna referencia musical o al cine, a la fabricación de vitrales, y a las distintas formas de entender la justicia.
También abundan, como anunciamos, las referencias literarias; ya desde el título se alude al gran escritor portugués, quien junto con el argentino Ernesto Sábato, y a través de citas y continuas referencias, - y a modo de homenaje -, le dan un marco especial a esta excelente novela, que, desde ya, recomendamos, y de la cual, lo mejor, es el final.
Por último, si en un futuro cercano, nos encuentran con un libro de Saramago o de Sábato en las manos, podrán decir, como yo, que la culpa fue, de "La culpa fue de Saramago".
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