lunes, 13 de septiembre de 2021

La lectura de hoy: El palacio Dubravko, de María Laso

"Sabía muy bien lo que se siente cuando se pierde a alguien, ya fuera una madre o un familiar cercano. Una pequeña parte de uno mismo se va con ellos. Confundido. Vacío. Perdido. Enfadado. Enfermo. En contraposición, menos aterrado, porque hay menos que perder. 
Contradicciones de la vida que se aprenden a base de golpes."

Nos congratulamos de leer esta muy buena, intensa, y atrapante novela, publicada apenas unos meses atrás. 

Brillantemente narrada, la trama gira en torno a una pareja que, junto a su pequeño hijo de meses, -a quien aman con locura -, recorre los hermosos paisajes de una Escocia otoñal en una casa rodante.

Con el correr de las páginas,  y saltos temporales mediante, vamos conociendo a los protagonistas, sus historias, y el por qué abandonaron su Croacia natal: Escapar de un pasado que les dejó heridas muy profundas, en el que un monstruoso y poderoso personaje, tan sádico y cruel como sus esbirros, se cernía sobre ellos como una sangrienta,  omnipresente, ominosa, y peligrosa sombra.

Con una prosa que hábilmente puede describir tanto los hermosos y turísticos escenarios escoceses, viejas costumbres tradicionales, alguna leyenda,  alguna receta de un plato típico, referencias musicales, literarias o al cine que indican cotidianeidad,  - o incluso alguna alusión a su querido El Rompido, con un simpático y pequeño guiño a si misma -; como crudas escenas de violencia, no aptas para espíritus delicados, y transmitirnos , y hacernos sentir, la misma opresión,  indefensión , y tensión creciente que viven los protagonistas; la autora nos demuestra, una vez más,  que es una gran narradora y creadora de atmósfera, que busca brindar información precisa, e involucrarnos en la historia. 

Y que, lejos de encasillarse en el mismo estilo de sus primeras novelas, es capaz de incursionar con éxito,  en las variantes más duras y oscuras del género.

Recomendamos, entonces la lectura de este Palacio Dubravko, terminado, además, luego del parate creativo que para la autora significó la fase más dura de la pandemia, lo que añade una luz de esperanza de que podremos volver, de alguna forma, a algo parecido a la normalidad. Los lectores, agradecidos.

"El silencio era absoluto, ni siquiera se oía a las gaviotas.

Cuando miraban hacia el mar no se veía nada. Más allá de unos metros, el mundo se convertía en tinieblas, en un horizonte que carecía de principio y final."


 




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