
¿Cuánto tiempo se tarda en morir? ¿Y cuánto tiempo pasará hasta que hallen su cadáver? ¿Lo hará desaparecer, lo enterrará? ¿Dónde? Tiene pesadillas en las que ve su cuerpo inerte en una bolsa, desmadejado, de noche, en un bosque, hay unas manos que lo arrojan a una zanja, un ruido siniestro y desesperante. Se ve muerta. Ya está casi muerta.
Una hermosa mujer secuestrada y encerrada en condiciones infrahumanas, una serie de sádicos asesinatos y un detective que debe exorcizar sus fantasmas mientras lleva adelante una difícil investigación son los elementos de esta excelente novela.
Si en Irene, Pierre Lemaitre nos deslumbró, en esta segunda entrega de la saga Verhoeven, va un paso más allá, presentándonos un atrapante relato donde la trama gira vertiginosamente hasta llegar a un final que es de antología.
—De hecho, la verdad, la verdad… ¿Quién puede decir qué es verdad y qué no lo es, comandante? Para nosotros, lo esencial no es la verdad, sino la justicia, ¿no es así?
Camille sonríe y asiente.
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