
Primera novela protagonizada por el comisario Camille Verhoeven, nos encontramos con una novela negra, dura, sangrienta, escalofriante. Como afirma su autor, cumple con lo que él considera la primera virtud de una novela: crear emociones. Y vaya si las crea. Brillantemente narrada, reúne lo mejor del género, pero va más allá. Irene es un homenaje literario, homenaje a la literatura en general y a la policial en particular. De hecho, su eje argumental tiene mucho que ver con autores y obras del género. Por último, como también afirma Lemaitre, su originalidad es hacer creer al lector que está leyendo una historia cuando en realidad está leyendo otra.
"Pasó por delante de él seguido de Le Guen y otros dos oficiales del grupo, y entró en la habitación, ampliamente iluminada por focos. Cuando llegaban a la escena de un crimen, inconscientemente, los más jóvenes buscaban con la mirada el lugar donde se encontraba la muerte. Los más curtidos buscaban la vida. Pero allí no se podía. La muerte lo había invadido todo, hasta la mirada de los vivos, llena de incomprensión. Camille no tuvo tiempo de preguntarse sobre esa curiosa atmósfera, su campo de visión fue ocupado inmediatamente por la cabeza de una mujer clavada a la pared".
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