"La puerta de la habitación de Virginia estaba entreabierta y llamé. Cómo no contestó nadie, me asomé un poco para ver si ella estaba dentro o había salido. No vi a nadie, pero se veían unos frascos de medicamentos sobre la mesita de noche. Me resultó un poco irregular y tuve una clara sensación de alarma. Entré en la habitación para verlos de cerca y entonces la vi."
Ya desde el título, podemos asociar esta novela con esa instancia tan deseada por todos, la de las vacaciones. Y no nos equivocamos, es un relato ameno, fresco, de fácil lectura, de esos que se pueden completar en una tarde, mientras disfrutamos de un momento de descanso en nuestro lugar preferido.
Como novela de misterio, no presenta sorpresas, un asesinato, un reducido grupo de sospechosos, y finalmente la investigación y resolución del crimen.
La historia está ambientada en un paradisíaco pueblo costero, - de esos donde todos se conocen - que además vive del turismo vacacional.
La protagonista y narradora es una joven que administra el hotel de su abuelo, - donde ocurre el asesinato- , y, por supuesto, tanto los investigadores como los sospechosos pertenecen a su entorno.
También son personajes importantes cuatro ancianas, - una especie de Miss Marple multiplicada por cuatro - que se dedican a husmear y averiguar vida y obra de todos, y que, naturalmente, contribuyen a la investigación.
La edad de la protagonista, sus vivencias, y sus puntos de vista expresados en la narración, algún elemento romántico como trasfondo, y el tono ligero con que está planteada la novela, hacen de ésta, - primer episodio de una serie- una muy buena recomendación para el público juvenil, y también para quienes quieren pasar un rato distendido con la lectura.
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