jueves, 24 de enero de 2019

La lectura de hoy: La muerte ineludible, de John Rhode

"Un grupo de amigos íntimos estaba reunido en la biblioteca del doctor Priestley en su casa de Westbourne Terrace. La fecha, sábado 19 de enero; la hora, aquella que sucede a la cena.
Los tres huéspedes presentes disfrutaban, desde hacía ya mucho tiempo, de una invitación permanente a cenar con el profesor todos los sábados, siempre que algún otro compromiso no se lo impidiese"




Así comienza esta novela de John Rhode. 
Partiendo de la premisa, muy común entre los relatos de detectives de la "Edad Dorada"de que éstos eran un ejercicio intelectual, era común entre los autores, introducir como protagonistas a un grupo de personas que se reúnen y comentan casos criminales, finalizando la novela cuando todos, o uno de ellos, da con la solución; -por ejemplo, Agatha Christie plantea una serie de relatos de forma semejante, para lucimiento de Miss Marple-.
En el caso que hoy nos ocupa, los cuatro amigos reunidos son, además del anfitrión - un profesor e investigador universitario -, un médico y dos altos funcionarios de Scotland Yard, uno de ellos, ya retirado.
El caso que deciden investigar , -y el eje de la novela-, es el de un afamado médico, que, encerrado en su consultorio, murió a consecuencia de una inyección de estricnina que, según las evidencias, el mismo se administró. Suicidio, Accidente, o...Asesinato?.
Aquí nos encontramos con el gran problema: se trata de una de esas novelas donde todo gira en torno a determinar de que forma se produjo la muerte, abundando en tecnicismos y explicaciones forzadas y casi inverosímiles. Es que, en pleno auge del género, que alcanzó gran éxito popular, los autores se empeñaban en presentar formas extrañas y cada vez más complicadas de cometer los crímenes. 
Por tratarse, además de cuatro personas que investigan, cada uno desde su punto de vista, tenemos varias páginas donde se exponen hipótesis y explicaciones teóricas, por supuesto, alejadas de la realidad. No faltan tampoco, en el transcurso de la investigación, personajes que aparecen sólo para ejercer de "sospechosos". Por supuesto, al finalizar la novela, el profesor Priestley logra resolver esta extraña muerte.
Como resultado de todo esto, nos encontramos con una obra que nos ha resultado tediosa, y cuyo desenlace, además, como si fuera poco, es previsible.

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