"Tablas del suelo astilladas, agujeros descorchados en el yeso, escombros y bocanadas de aire frío y denso, y nadie. En la estancia de la planta superior que daba a la calle encontré una nota, una simple página arrancada de un cuaderno escolar.
Revoloteaba en el suelo desnudo, en el pálido rectángulo de luz que entraba por la ventana rota, y parecía llevar allí un siglo. Fue entonces cuando se produjo el cambio de marea, cuando el mar se doblegó contra mí y se tornó mortal, demasiado fuerte para luchar contra él.
Fue entonces cuando me abandonó".
Este es el tercer libro publicado por Tana French, en su serie Gardai, cuyos protagonistas son detectives en Dublin.
A mediados de los 80, los jóvenes Frank y Rosie, deciden fugarse de sus hogares y emigrar a Inglaterra, en busca de una vida mejor.
En una fría noche de diciembre, él la espera en el lugar y la hora convenida para encontrarse. Pasan las horas y ella no aparece. Sólo queda una nota de despedida. Ella se fue sola. Sintiéndose abandonado , Frank decide irse igual, para nunca más volver.
Pasan 22 años, y ahora Frank es policía, nunca más volvió a su casa ni al barrio. Pero cuando, en una casa abandonada encuentran una valija que perteneció a Rosie, y luego sus restos, Frank se da cuenta que , aún después de tanto tiempo, no puede escaparse de su pasado, de su calle, de su familia, ni de Rosie.
Comienza así una historia intensa, atrapante, con una fuerza dramática permanente, brillantemente construida por la autora y narrada en primera persona, lo que nos permite compartir las subjetividades del protagonista, sus sentimientos, sus recuerdos, y ver cómo lo afecta esa vuelta del pasado, cómo su vida, - y su mundo - cambiarán para siempre; y cómo, a partir de recuerdos de aquella época o de su infancia, - dosificados en alternancia con el relato contemporáneo de los sucesos- , se va explicando qué pasó esa última noche de Rose Daly, y, naturalmente, el por qué de su trágico final.
Nos encontramos, entonces, no solo con un relato policial, sino con un drama familiar, donde cinco hermanos que se criaron bajo la violencia de un padre alcohólico, se reencuentran, aflorando viejos y nuevos rencores, traumas, amores y odios.
También nos encontramos con la historia de una calle de los suburbios, - esa Faithful Place a la que alude el título original del libro - , donde, en casas en las que el tiempo dejó su huella, viejas familias comparten sus miserias, su pobreza, sus rivalidades, y sus pesares, donde los prejuicios y las diferencias sociales siguen vigentes, con un presente tan duro como el pasado, y con un futuro desesperanzador.
No faltan, - quizás para contraponer con esa atmósfera sombría y trágica - , pasajes donde se muestra la relación de Frank con su hija de 9 años, - delicioso personaje que mantiene ingeniosos diálogos con su padre y que también juega un rol importante en el desarrollo de la trama.
Con muchas alusiones a costumbres, a la música y a programas de tv de los 80 y de los primeros años de este siglo, que permiten compenetrarnos mejor con la historia y con la vida irlandesa, La última noche de Rose Daly es una excelente novela cuya lectura, desde ya, recomendamos.
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