Ése es el día en que se nos produce la verdadera revelación, estamos solos, cara a cara con nosotros mismos, ese día no hay mentira que valga."
Breve, intensa, dramática, esta novela de corte intimista que nos ofrece Claudia Piñeiro tiene como protagonista a Elena, una mujer de 65 años que debe lidiar con un Parkinson avanzado, que, al paralizarle parte de su cuerpo, dificulta sus movimientos y la convierte en un ser casi "grotesco".
Con su enfermedad a cuestas, sólo levemente controlada a fuerza de medicación, Elena inicia un viaje en busqueda de una explicación para la muerte de su hija, que apareció colgada de un campanario tres meses atrás, y a la que todos dan por suicida.
Así, en ese lento camino a la estación, luego en tren hasta la capital, y luego en taxi, asistimos a sus recuerdos, a sus pensamientos, a su dolor, y finalmente, a la confrontación con una verdad tan triste como irremediable.
Viaje tanto interno como externo que nos lleva a vislumbrar lo difícil que es sobrellevar una enfermedad en una sociedad que desatiende a quienes padecen una discapacidad, y, al mismo tiempo la hipocresía y la doble moral imperantes, propias de una mentalidad chata y pueblerina. Altamente recomendable.
Con su enfermedad a cuestas, sólo levemente controlada a fuerza de medicación, Elena inicia un viaje en busqueda de una explicación para la muerte de su hija, que apareció colgada de un campanario tres meses atrás, y a la que todos dan por suicida.
Así, en ese lento camino a la estación, luego en tren hasta la capital, y luego en taxi, asistimos a sus recuerdos, a sus pensamientos, a su dolor, y finalmente, a la confrontación con una verdad tan triste como irremediable.
Viaje tanto interno como externo que nos lleva a vislumbrar lo difícil que es sobrellevar una enfermedad en una sociedad que desatiende a quienes padecen una discapacidad, y, al mismo tiempo la hipocresía y la doble moral imperantes, propias de una mentalidad chata y pueblerina. Altamente recomendable.
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