La lectura de hoy: Fin de siglo - todos los amores, el amor, de Rolando Martiña

"La escena era conmovedora. Un Goya para los ojos, pespunteada por el sobrio goteo del piano triste de Satie. No hubo lágrimas. Tan sutil era la emoción, tan destilada, tan vestida de escrúpulos...Tras unos minutos de religioso silencio, Jacques se incorporó lentamente, se acercó a Clara y acarició sus cabellos varias veces. Luego, tomándola de un brazo, la ayudó a pararse y la invitó con un gesto a salir"

Fin de siglo - Todos los amores, el amor, es una muy buena novela. Muy bien escrita, - al narrador omnisciente se le agregan fragmentos del diario de uno de los protagonistas -, y de ritmo ágil y llevadero, con muchas alusiones culturales y a las vivencias generacionales , y una clara referencia, - ya desde el título - , a Julio Cortázar 

La acción transcurre en 1998. Dos amigos , Rodolfo y Antonio, - típicos porteños - deciden viajar a Francia para celebrar sus 50 años. Al inicio los encontramos en pleno vuelo, pero el viaje, y esto será una constante, es también un viaje interior. Los dos cargan con su "mochila" : sus amores perdidos, sus sueños incumplidos, sus temores, sus frustraciones.

Con el correr de las páginas vemos que sus planes cambian, cada uno, por su lado se vincula con otros pasajeros, y, cuando el avión debe desviarse a Amsterdam por problemas en el aeropuerto de París, sus caminos se separan. Antonio queda en la ciudad holandesa, y Rodolfo viaja en tren a París.

Ambos protagonistas se encuentran entonces con interesantes y pintorescos personajes con quienes viven extrañas peripecias , - es de antología el ascenso nocturno al Sacre Coeur -,  que en definitiva, los lleva a encontrarse a sí mismos, y donde el amor, en sus distintas formas, aparece como aquello que se mantiene, más allá de los tiempos y lugares, como la fuerza vital que los guía.