"Ojos...Los extraños y transformados ojos del señor y de la señora de Branken. Ojos que preguntaban y ojos que no querían contestar. Ojos que resbalaban para mirar, al soslayo, el perfil del otro. Ojos que escudriñaban, al pasar, los zapatos del otro. Ojos que volaban como dardos hacia las manos, hacia la garganta o los labios del otro, y huían. Ojos que nunca, nunca, se encontraban."

La historia, narrada con maestría, y con un grado de dramatismo y tensión creciente, con una muy buena ambientación y creación de atmósfera, y una notable descripción de caracteres, personalidades y estados de ánimo, tiene como protagonistas a un acaudalado empresario y a su joven y hermosa esposa, - afamados miembros de la élite sudafricana -, quienes, a partir de una muerte accidental, se ven inmersos en una vorágine de miedos, amores y odios, pasiones ocultas, engaños, y autodestrucción, que los llevan al crimen.
Llevada a la pantalla, en Argentina, en 1954, por Luis Cesar Amadori, representa una excelente opción de lectura, que desde ya, recomendamos.
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