"Las circunstancias difíciles son las que muestran a los hombres. Cuando des con una, recuerda que la divinidad te prueba oponiéndote a ese duro contrincante. Pero recuerda que la puerta está abierta. No seas más cobarde que los niños, sino que igual que ellos cuando algo no les gusta dicen: "ya no juego", tu también, cuando te parezca que las cosas están de esa manera, di "ya no juego" y márchate. Pero si te quedas, no te quejes."
Tan buena y atrapante como las anteriores, y con su mismo estilo narrativo, La Estrategia del agua nos presenta a - nuestros, ya, amigos - , Vila y Chamorro, investigando un nuevo crimen. en este caso, el asesinato de un hombre en Madrid, a manos de sicarios.
Nos encontramos con una novela de tipo procedimental, donde, más que descubrir al culpable, se trata de encontrar elementos incriminatorios, y de dar caza a quien cometió y a quien ordenó el crimen.
Han pasado varios años desde su primer investigación, y vemos a un Vila más cínico y desilusionado en una primera década de siglo, que se vislumbra con casos cada vez más complejos de resolver, - bandas criminales, por ejemplo, - y un ámbito judicial donde muchas veces se hace uso y abuso de instancias legales que no siempre devienen en el triunfo de la justicia.
Al mismo tiempo, - y aquí radica la riqueza del personaje - , lo vemos más humano, más sabio, más reflexivo, y por todo lo antedicho, con un marcado sentido de empatía hacia las víctimas - lo que lo lleva a indagar en la personalidad del hombre asesinado; y de búsqueda de justicia.
Además de la dupla protagonista, cuya relación e interacción ya constituye una trama en si misma, - con una Virginia Chamorro que también crece y se enriquece como personaje - , cobra más participación la cabo Salgado, y aparece un nuevo integrante, el joven guardia Arnau, por lo que se refuerza la imagen de una labor colectiva.
En síntesis, una muy buena novela que, además de lo estrictamente policial, nos brinda una nueva ocasión para reencontrarnos con personajes tan humanos como queribles, en una excelente opción de lectura, que, desde ya, recomendamos.
Tan buena y atrapante como las anteriores, y con su mismo estilo narrativo, La Estrategia del agua nos presenta a - nuestros, ya, amigos - , Vila y Chamorro, investigando un nuevo crimen. en este caso, el asesinato de un hombre en Madrid, a manos de sicarios.
Nos encontramos con una novela de tipo procedimental, donde, más que descubrir al culpable, se trata de encontrar elementos incriminatorios, y de dar caza a quien cometió y a quien ordenó el crimen.
Han pasado varios años desde su primer investigación, y vemos a un Vila más cínico y desilusionado en una primera década de siglo, que se vislumbra con casos cada vez más complejos de resolver, - bandas criminales, por ejemplo, - y un ámbito judicial donde muchas veces se hace uso y abuso de instancias legales que no siempre devienen en el triunfo de la justicia.
Al mismo tiempo, - y aquí radica la riqueza del personaje - , lo vemos más humano, más sabio, más reflexivo, y por todo lo antedicho, con un marcado sentido de empatía hacia las víctimas - lo que lo lleva a indagar en la personalidad del hombre asesinado; y de búsqueda de justicia.
Además de la dupla protagonista, cuya relación e interacción ya constituye una trama en si misma, - con una Virginia Chamorro que también crece y se enriquece como personaje - , cobra más participación la cabo Salgado, y aparece un nuevo integrante, el joven guardia Arnau, por lo que se refuerza la imagen de una labor colectiva.
En síntesis, una muy buena novela que, además de lo estrictamente policial, nos brinda una nueva ocasión para reencontrarnos con personajes tan humanos como queribles, en una excelente opción de lectura, que, desde ya, recomendamos.
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